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jueves, 14 de julio de 2016

El precio del miedo

Siempre he oído esa frase de “cuantas cosas perdemos por miedo a perder”, quizá hasta ahora no le había dado el significado adecuado…

Si te pones a pensar es una frase con una gran razón, si tienes miedo a algo terminas por no echar coraje en conseguirlo y por consiguiente pierdes la oportunidad de tenerlo, oportunidad quizá de ser feliz.

Yo soy de las personas que piensan que si quieres algo en la vida, hazlo, persíguelo, lucha por ello, aunque te des de bruces una y otra vez con un muro, porque el que la sigue la consigue o eso me decía mi abuela, ya que, si deseas volar alto tienes que dejar ir el miedo que te amarra al suelo, solo debes dejarte guiar por los sentidos.

Y ese es el precio del miedo, perder cosas que realmente te hacen feliz por no arriesgar todo, vivir en una gran mentira.

Pero sí, también soy de las personas que sienten sin mesura, sin pensar en los porqués y que no saben querer a medias, de esas personas que no tienen miedo a hacer lo que sienten con tal de ser felices. 
Personas que solo temen el perder cuando de ellos no depende.

Por lo tanto, no hay que tener miedo, puesto que el sentido de tu vida es el que tú le quieres dar, los miedos solo vienen del que los quiere tener…

La vida solo es una y si nos la pasamos pensando en que algo va a salir mal, nunca podremos avanzar y mucho menos alcanzar la felicidad.

Hay que dejar de tener miedo a lo que puede ir mal y comenzar a pensar en lo que puede ir bien.

Siempre me han dicho también que quien ama no tiene miedo a perder, porque ganará el pulso a sus temores por hacer realidad sus sentimientos.

Y aquí estoy yo luchando contra tus miedos, los míos los vencí el día que comencé a amarte, si soy feliz desde entonces, ¿por qué he de temer volver a intentarlo?




Y morirme contigo si te matas, y matarme contigo si te mueres.

viernes, 8 de julio de 2016

"Siete cardenales en el corazón" J.S

Correr, huir, evadir problemas, ocultar sentimientos, callar el corazón.

Intentos fallidos de silenciar sentimientos que apedrean el alma y la destrozan, impidiendo sacar todo el amor sentido por simple miedo.

Miedo debería sentirse al perder la propia esencia al callar todo lo sentido, frenando así el ser persona libre.

Amar es cosa de dos, un edificio construido sobre cimientos de dos voluntades, dos vidas que eligen ser compartidas y convertirse en una sola.

Hoy vengo a pedir perdón, sí…

Perdón por sentir tanto y no medir mis latidos.

Perdón por no poner trabas a lo que sentimos, a dar rienda suelta a pasiones incomprendidas a ojos ajenos.

Perdón por todas las discusiones sin sentido tenidas solo por sentir, por miedo a perder.

Perdón por necesitarte.

En definitiva, perdón por querer hacerte feliz.

Quiero vivir en ti y que no me olvides, ser tu tatuaje de por vida, sentirnos por debajo de la piel, ser tu abrigo en los fríos inviernos y tu más dulce brisa en los calurosos veranos.

Escalones. Cada vez se convierten en abismos más altos para llegar a la cima, innumerables pruebas que solo un verdadero amor podría superar.

Paredes. Frenos a sentir, a dejarse llevar, a volar con todos los sentidos puestos en la otra persona.

Por más veces que alguien caiga, por más baches que encuentre en el camino, el verdadero sentimiento siempre hace encontrar el rumbo correcto.

Desde pequeña me enseñaron que solo vuelve lo que merece la pena, lo que no tiene que estar a tu lado solo se aleja.

A veces hay que dejar de pensar tanto porque realmente de tanto hacerlo estás rompiendo tu propio corazón. Amar quizá signifique quedarse con esa persona que está en los momentos de fragilidad y que sea capaz de quedarse aunque tu mundo se desmorone por completo.

Te quiero como se quiere de verdad, sin mirar atrás y sin mirar lo malo, queriéndote en presente y sobretodo en futuro.


Y recuerda, quien insiste en quedarse es quien merece la pena.