Translate

jueves, 16 de junio de 2016

Venenosa duda

Un día más, un día más al hastío de tu corazón, un día más a la sombra de tus sentimientos, esos que solo un valiente corazón ha sido capaz de arrollar.
Te busco en el castillo de mi cuerpo, aquel en el que me hallo clausurado, buscando sentimientos que un día creí enterrados y que hiciste volver a resurgir.
Necesito saber si me amas de verdad y esta vez ya sobran las palabras y las promesas, quiero que de una vez hables con el corazón y hablen los sentimientos, porque lo que está claro es que nunca los pensamientos sobrepasan lo que el corazón dice y si intentamos callarlo lo único que hallaremos será sufrimiento.
El único miedo que debería existir sería el de perder tan puro amor. El miedo no es más que un estado de la mente al que se vence con la fuerza de un poderoso sentir, pero para hacerlo habrán de emplearse todas las ganas posibles de vivir, de vivir feliz. No se puede tener miedo a un amor que se quiere vivir, ese miedo habría de tenerse a no vivirlo y a morir pensando en lo que hubiera sido.
No tengas miedo de amar, de volver a amar a quien te enseñó el significado de esa palabra y sobre todo, no tengas miedo a la soledad, habría que tener miedo a vivir engañándose, porque no existirá mayor soledad que perder lo que realmente te hace feliz, porque perderlo llevara al más profundo precipicio al vacío.
Una frase que me ha enseñado mucho es que “no hay una historia de amor real que tenga un final feliz. Si es amor no tendrá final. Y si lo tiene, no será feliz”.
Por lo tanto, en la vida hay que arriesgar, arriesgar por lo que uno quiere de verdad y dejar atrás miedos y pensamientos que nos digan lo contrario, porque cuando uno realmente hace lo que quiere es feliz, por mucho, poco o por un tiempo infinito, pero feliz de verdad.
Hoy me encuentro aquí escribiendo esto, con los ojos encharcados como aquel día en que te fuiste y como todos aquellos en que no estás por tus temores. Pero dicen que si quieres algo en la vida tienes que luchar por ello y hacer ver que merece la pena.
No puedo prometer cuentos de hadas, solo puedo prometer dar todo de mí por ti, como cada día desde aquel caluroso miércoles.
Te recuerdo como eras el último otoño. Con cálida mirada y escalofríos bajo las sábanas.

Te quiero y te quise, ayer, hoy y mañana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario