Correr, huir, evadir problemas, ocultar sentimientos, callar
el corazón.
Intentos fallidos de silenciar sentimientos que apedrean el
alma y la destrozan, impidiendo sacar todo el amor sentido por simple miedo.
Miedo debería sentirse al perder la propia esencia al callar
todo lo sentido, frenando así el ser persona libre.
Amar es cosa de dos, un edificio construido sobre cimientos
de dos voluntades, dos vidas que eligen ser compartidas y convertirse en una
sola.
Hoy vengo a pedir perdón, sí…
Perdón por sentir tanto y no medir mis latidos.
Perdón por no poner trabas a lo que sentimos, a dar rienda
suelta a pasiones incomprendidas a ojos ajenos.
Perdón por todas las discusiones sin sentido tenidas solo
por sentir, por miedo a perder.
Perdón por necesitarte.
En definitiva, perdón por querer hacerte feliz.
Quiero vivir en ti y que no me olvides, ser tu tatuaje de
por vida, sentirnos por debajo de la piel, ser tu abrigo en los fríos inviernos
y tu más dulce brisa en los calurosos veranos.
Escalones. Cada vez se convierten en abismos más altos para
llegar a la cima, innumerables pruebas que solo un verdadero amor podría
superar.
Paredes. Frenos a sentir, a dejarse llevar, a volar con
todos los sentidos puestos en la otra persona.
Por más veces que alguien caiga, por más baches que
encuentre en el camino, el verdadero sentimiento siempre hace encontrar el
rumbo correcto.
Desde pequeña me enseñaron que solo vuelve lo que merece la
pena, lo que no tiene que estar a tu lado solo se aleja.
A veces hay que dejar de pensar tanto porque realmente de
tanto hacerlo estás rompiendo tu propio corazón. Amar quizá signifique quedarse
con esa persona que está en los momentos de fragilidad y que sea capaz de
quedarse aunque tu mundo se desmorone por completo.
Te quiero como se quiere de verdad, sin mirar atrás y sin
mirar lo malo, queriéndote en presente y sobretodo en futuro.
Y recuerda, quien insiste en quedarse es quien merece la
pena.
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